Vivimos en un mundo en el que manda la inmediatez en las comunicaciones. Lo queremos todo ya, aquí, ahora. Nos "comunicamos" en un lenguaje fugaz que, con la excusa de la adaptación a las necesidades tecnológicas, prescinde incluso de las propias palabras, sustituyéndolas en muchos casos por abreviaturas y contracciones. Hay quien piensa que el romanticismo tiene que morir en un mundo así. Pero no es verdad. Muchos aún recuerdan la emoción de la espera, la incertidumbre de saber cuándo puede llegar ese sobre... Pero es que además, en nuestros Centros de Mayores abunda el talento creativo. Por ello queremos compartir, con permiso de sus autores, las que fueron las tres cartas ganadoras del Certamen de Cartas de Amor de San Valentín.
Primer premio:
Madrid, 23 de Enero de 2014
Mi querido amigo: Al fin he recibido tu deseada carta que esperaba impaciente, y, ha sido tanta mi felicidad, que en estos momentos, me parece como si todas las estrellas del cielo hubiesen florecido a la vez. Pues no hay nada en este mundo que me dé tanta alegría como recibir noticias tuyas. Sin embargo, ahora que tengo tu carta entre mis manos, apenas si puedo leerla. Es tanta la emoción que me causan tus palabras tan dulces y apasionadas, y tan llenas de cariño, que a duras penas puedo contener unas lágrimas inoportunas que empañan mis ojos impidiendo leer su contenido. Me han tan feliz tus palabras, que temo que mi corazón no pueda soportar tanta dicha, y se me rompa en el pecho como una pompa de jabón.
Amado mío, quiero decirte ahora que estás tan lejos, que tú eres para mí la luz que rompe mis tinieblas y el fuego trepidante que arrasa la montaña. Eres la fuerza de la ola arrastrándose hasta romper mi sangre que se desborda como un río llenando nuestras bocas con su espuma salobre. Tú vistes mis días de sol, de lluvia y primavera. Mi aliento, hace florecer tus palabras que fluyen de tus labios, y penetran en mí como la risa cristalina de un niño. Tú, amado mío, eres para mí como una lumbrera que calienta mis noches concentrando todo su calor en cada poro de mi piel, caldeando y encendiendo mi cuerpo como los cráteres de un volcán. Yo, he regado tus noches con mi amor, y he bordado tu nombre en el espacio. He desnudado mi alma de pudor y he cubierto mi cuerpo con flores del granado. Y así, vestida de luz y perfumada de lluvia con tu alma enredada entre mis dedos y el corazón abierto como fruta madura, he recorrido tu pequeño universo cabalgando tus noches hasta olvidarme de mi nombre.
Ahora, extraño tanto tu presencia, y deseo tanto que vuelvas a estrecharme en tus brazos, que es como si el tiempo se hubiese detenido en el mismo momento que nos dijimos adiós. Un adiós que rompió mi corazón en mil pedazos, y no dejará de sangrar hasta el momento que volvamos a estar juntos de nuevo.
Amado mío, mi fiel amigo y compañero, quiero decirte que a pesar de los años que llevamos juntos, aún hay algunos rincones de mi alma, para ti desconocidos por completo. Has de saber que amarte ha sido lo mejor que ha podido sucederme en mi vida, que mi corazón es todo tuyo y lo seguirá siendo, hasta que me quede un solo hálito de vida. Cuando estás a mi lado, es como volar entre las nubes y alcanzar el cielo con mis manos. Espero que vuelvas pronto. Mi corazón te necesita para seguir latiendo.
Yo soy tu barca… Mi rudo marinero. ¡Vuelve pronto! Abrázate a mis remos, y naveguemos juntos hasta quedar perdidos en el tiempo.
Amalia Muñoz Fernández
Segundo premio
Querido amor mío:
Hoy, en el día de los enamorados, nuestro día, quiero que sepas que el piano de mi vida estaría desafinado sin ti, y que durante nuestra ya larga relación, me he enamorado muchas veces. Siempre de la misma persona. De ti.
En esta fecha de San Valentín del año 2014, me gustaría tener en mi mano, para poder regalarte:
- Un gran jardín con las más bellas flores; aunque ninguna igualaría tu aroma.
- Un millar de esas hermosas canciones, cantadas personalmente por sus protagonistas en tu presencia, con las que hemos disfrutado a lo largo de nuestra vida.
- La estrella más luminosa del firmamento, para que en el ocaso del sol de nuestra vida nos ilumine.
- La biblioteca más grande del mundo, donde poder encontrar esas historias que pudieran iluminar mi mente, limitada, y dedicarte las palabras que mi imaginación a veces no encuentra.
Pero nada de esto tengo. Lo que puedo regalarte, vida mía, es seguir compartiendo contigo mis gozos y mis penas; los recuerdos de nuestras odiseas; nuestros quejidos y risas; y así juntos encontrar la paz a nuestros problemas, el consuelo a nuestras tristezas, siendo parte de la felicidad para tus alegrías, regalándote lo que me quede de vida y juntos vivirla día a día. Acostarnos por las noches juntos y que al despertarnos nos encontremos otra vez juntos. De todas formas, no hay ningún regalo que pueda superar mi deuda eterna contigo, aunque viviera mil años.
Como verás, sigo con mis letras, con mis cartas que con frecuencia te escribo. Éstas tienen la humedad del otoño (tu cumpleaños), el frió del invierno (los enamorados) y los resplandecientes colores de la primavera (nuestro aniversario), porque es así como se siente este amor romántico en mi corazón.
Hoy también, quiero darte las Gracias por quererme y por conformarme cuando crees ver mi mundo desmoronarse. Siempre estás alentándome con tus palabras cuando peor me siento. La riqueza sentimental acumulada de nuestras experiencias y los más bellos momentos de nuestra vida en común hace que me sobreponga a mis problemas. Cuando en la oscuridad de algunas circunstancias de nuestra larga relación he buscado y encontrado tus labios, un beso ha iluminado con fulgor de nuevo nuestro amor.
Me conoces desde hace más de CINCUENTA AÑOS y cuando Cupido lanzó su flecha y traspasó mi corazón supe que me querías y aún me sigues queriendo. No puedo pedir más. Dios nos ha concedido un año más, este día, para poder deleitarnos con nuestro cariño.
Por todo ello, entre suspiros y pensamientos sublimes sigo escribiéndote mis cartas, llenas de amor y palabras que parecen redundancia…. Lo siento, pero decir “TE AMO” no puedo expresártelo con otra palabra mejor y así: en mayúsculas,
Bueno Cariño, no quiero cansarte más, sólo quería que supieras, un año más, que “SIGO ENAMORADO DE TI”
Pedro Luís Teruel gonzález
Tercer premio
¿Dónde estás, amor, que no puedo encontrarte? Estás tan lejos de mí que el pecho arde… Quema, como un hierro al rojo vivo que envenena el tacto suave que un día tus manos sobre mí impusieran. Busco por todas partes, los ojos como ventanas. Mis labios quieren besarte una vez más por las mañanas, cuando despiertes cansado, sediento de amaneceres junto a unos brazos, los míos, que , sin los tuyos, se mueren.
¿Dónde estás? No puedo hallarte. Y mi pecho sigue ardiendo con un dolor lacerante. Vuelve pronto, no tardes en volver junto a este cuerpo que solo quiere abrazarte. Para el tiempo, hora a hora, y tengo que sobreponerme a un dolor que ya me ahoga. Me oprime como una soga que amarra cada recuerdo, la memoria amordazada, calcinada a fuego lento. Ven, no tardes más, regresa. Saber que no estás a mi lado duele, pesa tanto que, al momento, me siento débil y sin fuerzas, pues tu ausencia prolongada me vuelve frágil e indefensa. Ven para darme tu aliento, ven y envuelve mi silueta con tus roces y tus besos. Haz que mueran estas llamas que me abrasan tan adentro. Ilumina esta penumbra en la que, sin ti, me encuentro.
La noche se va acercando, se va bebiendo la luz con asombrosa premura y aparece ante mi imagen su imagen de dama oscura. Sigo esperando, acurrucada y silente, ausente y atormentada, y el sueño me va atrapando con su cálida mirada. Y apareces. Vuelves por fin conmigo cuando acaba la jornada. Ha pasado un día más, un día entero, horas interminables mientras, ansiosa, te espero. Pero hoy no es un día más. Es catorce de febrero. Hoy la espera fue más ardua hasta decirte “te quiero”.
Azucena Soriano Casares